Extraño conocido

Sentado junto a ti, el frío y la niebla se apoderan de todo lo que me rodea. Una leve brisa me suspira en la cara, me hace temblar por momentos, hasta volver a reaccionar. Oigo el mar, ese mar que roza la arena y la sal, peinado por el viento, que más de una vez a transportado mis miradas, mis palabras, mis deseos, mis sueños. Al igual que van y vienen las olas, van y vienen las alegrías y las penas, los suspiros y los lamentos, las risas y las miradas. Cómplice de todo lo que le rodea, cómplice de los mayores secretos, seguramente en otro rincón del mundo haya alguien que sienta lo mismo que siento yo en este momento, sentado en la orilla, mirando al frente, pensando que todo lo que el viento que me susurra me ha quitado para llevarlo mar a dentro, alguien lo habrá recogido, alguien que lo entienda, alguien que lo comprenda, alguien que lo sienta. Mañana volveré al principio, a sentarme de nuevo en tu orilla, a ser ese extraño que acaba confesándote todos mis secretos, todas mis emociones.... ese extraño que todos los días se convierte en tu compañero para que al día siguiente todo vuelva a empezar de nuevo.