Del calor al frío, del día a la noche. Cuando más borracho me encontraba, llegó la sequía.
Y la primavera que todo lo cubría, dio paso al triste otoño. De la alegría y gratitud de tus
palabras, a la penumbra y desazón de tu silencio. Tú, que todo lo iluminabas, en oscuridad
te convertiste. Tú, que con tus dedos aliviabas cualquier pena, que con tu sonrisa borrabas
cualquier problema, tú, que con tu mirada hacías que de todo me olvidara.
Tú, que fuiste mi penitencia y yo.... yo tu carnaval.