La rutina.

Parar el mundo cuando note el vértigo de tu compañía.
Quemar la soledad con la llama de una mirada que añora tardes de domingos. 

Sonrisas que visten cualquier tristeza de lunares, 
Suspiros que estremecen hasta el último palmo de este cuerpo.

Que soñar sea costumbre.
Que echar de menos no sea rutina